Películas B

Las producciones más geniales del séptimo arte

3.2.11

Pulgasari (1985)

Publicado por Marcel |

Pulgasari es una película norcoreana que se ha ganado su estatus de cinta de culto principalmente por la peculiar historia que hizo que Shin Sang-ok, su director, se viera involucrado en el proyecto.


Para nosotros los ciudadanos del mundo occidental lo que sucede dentro de las fronteras de Corea del Norte es en buena parte un secreto absoluto debido a la política de aislamiento adoptada por los líderes del gobierno comunista que controla el norte de la península coreana. Lo que ha dado pie a toda clase de especulaciones e historias respecto a la vida en ese país y en torno a la enigmática figura de su líder supremo, Kim Jong-il (ese es el nombre que recibe su cargo según la Constitución)


Corría el año 1978 y si bien Kim Jong-il aún no dirigía las acciones en Corea del Norte y continuaba a la sombra de su padre y Presidente Eterno de la República (otro estrafalario cargo proveniente de la cuna de la adoración a los líderes), ya hacía sus primeros pinitos en la política desempeñándose en distintos cargos del Comité Central. Conocido amante del cine (aquí un libro escrito por él: On the Art of the Cinema) y definido a sí mismo como un experto de internet, se ve que para un personaje tan excéntrico como él no es nada el hecho de secuestrar a un director de cine surcoreano junto a la actriz y para aquel entonces esposa, Choi Eun-hee; así fue cómo Shin Sang-ok terminó accediendo a rodar Pulgasari. No sería sino hasta 1986 cuando Shin y Choi lograrían huir de sus captores durante un viaje promocional a la ciudad de Viena; no sin antes realizar un total de 7 películas, todas ellas con Kim Jong-il como productor ejecutivo.


Pulgasari como película no es nada fuera de lo común, es otra película asiática en donde el centro de la historia es un monstruo gigante herencia de Godzilla, acompañado en esta oportunidad de una historia que fácilmente pudiera considerarse como propapaganda anti-capitalista, aunque no por ello deja de estar bien hecha y ser efectiva en el mensaje que desea transmitir.

La historia se desarrolla en una época no determinada e inicia en una humilde aldea con un herrero que ha sido puesto prisionero privado de cualquier clase de alimento acusado de desaparecer el hierro que el gobernador había dispuesto para elaborar armas destinadas a combatir a los rebeldes. Desde el exterior de la cárcel sus hijos intentan ayudarlo a alimentarse arrojando a través de los barrotes de su celda pequeñas bolas de arroz; sin embargo, el anciano opta por darle otro uso al arroz cocido y le da forma a una simpática criatura, falleciendo unos instantes después como consecuencia de la inanición.


El cadáver le es entregado a sus familiares y los dos hijos conservar la curiosa figura como el último recuerdo de su padre; pero una noche, mientras la joven Ami cosía, la aguja pinchó su piel y una gota de sangre vino a caer sobre el inanimado muñeco, dándole vida inmediatamente.


No tardan mucho en descubrir que el extraño ser tiene un gran apetito y que se alimenta exclusivamente de hierro, devorando primero las agujas de coser y posteriormente utensilios varios. Por ello comprenden que se trata de aquella leyenda de la que tantas veces les habló su padre, conocida bajo el nombre de Pulgasari.


Desde muy chico Pulgasari se identificó con las causas justas y rápidamente se puso del lado de los rebeldes que combatían al gobernador, representante de un rey tiránico al que muy poco le importaban las necesidades de estos pobres campesinos.


A partir de ahí vemos a Pulgasari tragando como un barril sin fondo objetos elaborados con hierro y consiguiendo un rendimiento superior al de Popeye con el hierro de las espinacas; llegando en un cortísimo plazo a unas dimensiones semejantes a las de Godzilla pero con un amor infinito por su gente, respandándolos de ese modo en sus batallas contra el general que defiende al reino y finalmente contra el mismísimo rey.


El final es un tanto enigmático, tal vez una hábil venganza por parte de Shin Sang-ok al mostrar que si bien Pulgasari en un principio había sido bueno para los aldeanos dándole fuerza a su movimiento popular y ayudándolos a enfrentar al rey; al final se había convertido en un problema de consecuencias similares al tirano recién derrocado.


Y cómo olvidarlo, Pulgasari es puro amor como Monguito. En la primera imagen está acostado en su camita y en la segunda se encuentra en un río dándose un chapuzón.


Trailer japonés:

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